Tal y como se había decidido, comienza la ocupación del Hospital General de Kilkis, a despecho de los médicos, políticos y sindicalistas acomodados. A pesar de los intentos desesperados por parte de los escalafones más elevados de la burocracia sindical, que abandonaron la Asamblea General de los trabajadores del hospital entre abucheos y silbas, los presentes en la misma decidieron de forma unánime comenzar la ocupación del hospital a partir de la mañana del lunes 20 de febrero y formar grupos de trabajo y de responsabilidad, que funcionarán bajo el control de la Asamblea General. La noticia está empezando a difundirse ampliamente y ya han mostrado su interés medios y periodistas independientes. Los trabajadores son conscientes de la enorme responsabilidad que contraen frente a los pacientes, los ciudadanos, la sociedad local y también frente a ellos mismos y sus personas más cercanas, y están decididos a llevar sus objetivos a buen puerto, de forma consensuada y solidaria. Dichos objetivos no son estrictamente sectoriales. Son más amplios y tienen un carácter político. Los trabajadores del hospital de Kilkis no reconocen al gobierno actual, un gobierno impuesto y voluntariamente esclavo de otros intereses, y declaran el autogobierno del hospital.
Estos trabajadores quieren que a su lado estén no sólo los ciudadanos de Kilkis, sino el conjunto de la sociedad, a la que hacen un llamamiento para que de forma pacífica eche abajo el actual escenario político, procediendo a la propagación de ocupaciones por los hospitales de todo el país y por los lugares de trabajo de todos los sectores. Debemos paralizar inmediatamente esa Grecia que conocíamos y conocían, ocupando los lugares de trabajo y los espacios públicos, hasta que la dictadura parlamentaria que gobierna el país caiga y se erija un gobierno democrático que obedezca a la exigencia popular de liberarnos de las ataduras de la supuesta deuda y que nos conduzca por el camino de la reorganización y de la prosperidad.
Si esto no es tarea fácil, es porque el enemigo no está sólo fuera de nuestras murallas, sino también en el interior. ¡Sobre todo en el interior! Es lo que vimos hoy en Kilkis. Esos directores a los que inquieta tanto la pérdida de ingresos a causa de las movilizaciones, junto con sus secuaces y algunos médicos coaccionados, intentaron inicialmente buscar el apoyo de los reaccionarios altos cargos de la federación nacional de médicos de hospitales. El ambicioso presidente de dicha federación intentó apoyar no a los médicos en lucha, sino a los altos escalafones de la burocracia sindical. El señor Dimitrios Barnabas «está preocupado» porque, por culpa de las ocupaciones y las protestas de los médicos que no cobran desde hace meses, los hospitales no van a funcionar bien. Hasta ahora, como sabéis todos, vienen funcionando de maravilla…
¡Menuda conciencia social! A los irresponsables médicos sin escrúpulos que, junto con los enfermeros y otros empleados hospitalarios, reclaman lo que se les debe y luchan por una sanidad pública gratuita, les llaman «muchedumbre». El indescriptible señor Barnabas ha preferido mantenerse lejos de la muchedumbre. Esquivando a la combativa presidenta del ENIK (sindicato de médicos de hospitales de la provincia de Kilkis), la señora Leta Zotaki, que esperaba reunirse con él, como habían acordado, participó en un encuentro privado con el reaccionario vicepresidente y el personal directivo del hospital antes de la celebración de la Asamblea General que se había convocado en el mismo lugar. El señor presidente de la federación de médicos de hospitales «quiere que el hospital esté abierto, para que la gente esté a nuestro lado», según sus propias palabras. Pero no aclaró después, cuando comenzó a llegar «la muchedumbre» y se le preguntó al respecto, cómo concibe Su Excelencia la lucha sindical de los médicos, en especial hoy en día, si no es con enérgicas protestas y ocupaciones. La concibe, sin lugar a dudas, con protestas simbólicas, con acciones convocadas sólo para que las vea el gobierno, con una retórica vacía que asquea a todo el mundo, en el mejor de los casos con alguna huelga de un día que no hace daño a nadie. Estos son, en fin, los medios más eficaces con los que cuenta la burocracia sindical en estos momentos sin precedentes. Una concepción muy original del sindicalismo combativo, pero totalmente representativa de la actitud de los mandos sindicales, sobre todo a nivel federal. Si los trabajadores esperan que estos señores les lleven a luchas triunfales van a esperar mucho tiempo…
Los trabajadores y los ciudadanos de todo el país, de toda Europa y de todo el mundo deben ver un ejemplo en las ocupaciones, continuadas y no simbólicas, que comienzan en Kilkis y en otras partes, así como en las luchas que desde hace tiempo se encuentran en desarrollo en Acería Griega, en el canal de televisión Alter, en Loukisa y en decenas de lugares de Grecia y de otros países, y deben proceder a ocupar cuanto antes y en coordinación todos los lugares de trabajo y espacios públicos, manteniendo las ocupaciones hasta que se produzca la caída del gobierno impuesto y la disolución de los mecanismos de partido que durante tantos años urdieron e impusieron el inhumano régimen de nuestros días. El pueblo debe luchar al margen del parlamento, con luchas en las calles y sin esperar inútilmente a que el poder les dé nada, reivindicando una potente constitución democrática y una nueva transición, que ponga al país en el camino del progreso y lo convierta de nuevo en un lugar de democracia, de igualdad, de justicia y de prosperidad.
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