El gobierno de Israel, incumpliendo los acuerdos internacionales, ha vuelto a frustrar el intento de activistas humanitarios de romper el bloqueo marítimo a Gaza. Dos naves que transportaban medicinas a la franja palestina, la irlandesa Saoirse y la canadiense Tahrir, fueron abordadas este viernes en aguas internacionales por la Marina israelí y sus 27 ocupantes permanecen detenidos a la espera de ser deportados.
Los organizadores de la campaña, denunciaban que horas después del asalto los detenidos (activistas, tripulantes y periodistas) no habían podido ponerse en contacto con el exterior y se desconocía su estado de salud.
«Sobre la una de la tarde perdimos el contacto con las naves, que estaban rodeadas por barcos de guerra. Los soldados les preguntaron que cuál era su destino y el capitán del Tahrir respondió: «Es la conciencia de la humanidad».
«Era obvio que se trataba de una iniciativa pacífica y sabían que transportaban material médico», declaró a Público Huwaida Arraf, palestina estadounidense y portavoz de la iniciativa.
Esta joven, miembro del Movimiento de Solidaridad Internacional, denuncia que «no había absolutamente ninguna justificación de seguridad para el abordaje. Es sólo una forma más de ejecutar su castigo colectivo contra la población de Gaza». Arraf también advierte de que la llegada de las dos embarcaciones no es un acto aislado, sino que forma parte de una campaña más amplia denominada «Olas de Libertad».
«Vendrán más barcos y más activistas, en oleadas. Israel ha usado muchas formas para sabotearnos, pero no pueden acabar con este movimiento, porque es una obligación moral para cualquiera que crea en los derechos humanos alzarse contra las políticas represivas israelíes y su apartheid contra los palestinos», asegura.
En Gaza capital, el comité de recepción que se había reunido para dar la bienvenida a los activistas, se disolvió en medio de la decepción. El jefe del Gobierno en la Franja, Ismail Haniye, había declarado antes que, llegasen a la costa o no, su mensaje había sido difundido. El objetivo declarado de los activistas no era el transporte de las medicinas en sí mismo, sino denunciar nuevamente el bloqueo que mantiene encerrados a millón y medio de palestinos en uno de los territorios más densamente poblados del mundo.