Uralita condenada por echar un polvo (de amianto)

 

Un juzgado de Madrid ha condenado a Uralita a indemnizar con 3.918.594,64 euros a medio centenar de vecinos de Cerdanyola y Ripollet (Barcelona) por los daños derivados de la exposición al polvo de amianto generado por la fábrica que la empresa tenía entre ambas localidades.

La sentencia es pionera en España, ya que se trata de la primera vez que los demandantes no son empleados de la fábrica, sino 45 vecinos (de los 47 demandantes) que vivían en sus inmediaciones y que, según la resolución judicial, sufren enfermedades que son producto del contacto que han mantenido diariamente con el amianto que utilizaba Uralita para fabricar sus materiales. Los enfermos sufren en su mayoría placas pleurales (endurecimiento en la capa que recubre los pulmones) que provocan problemas para respirar, una enfermedad incurable que empeora con el tiempo. Las compensaciones económicas más altas responden a las lesiones pulmonares que ya están más avanzadas, y que obligan a los enfermos, por ejemplo, a usar bombonas de oxígeno para respirar, así como las de los afectados por cáncer pulmonar mortal (mesotelioma) (1). Los 47 ciudadanos afectados reclamaban indemnizaciones por valor de cinco millones de euros (3).

Uralita, es una filial de la multinacional Eternit, que comenzó a fabricar “fibrocemento” en 1920 utilizado primordialmente como aislante en la construcción y tuberías de agua por sus propiedades ignifugas, aislantes, su larga duración y bajo coste.

En Sevilla 25 ex trabajadores han denunciado a la empresa Uralita localizada en el barrio sevillano de Bellavista en pleno núcleo urbano, aunque la Asociación de Victimas de Amianto (AVIDA), calcula que existen 300 personas intoxicadas. Hasta la fecha, esta asociación de Sevilla ha conseguido que 30 trabajadores de Uralita sean indemnizados con una cuantía que oscila de 30.000 a 40.000 euros, derivada del incremento de la pensión por la invalidez contraída en la fábrica. Muchos otros están aún pendientes de fallo en los tribunales. Pero, los 25 ex trabajadores van a solicitar ahora indemnizaciones que pueden alcanzar cifras de entre 21.000 a 126.000 euros en función de la patología (2).

En Euskadi la Asociación de Víctimas del Amianto exigió ante la Inspección de Trabajo que las enfermedades derivadas del amianto sean declaradas como enfermedad profesional y se cree un fondo de compensación (8).

Las afecciones relacionadas con el amianto (placas pleurales, mesotelioma, asbestosis y cáncer de pulmón) están catalogadas como enfermedades laborales y son indemnizables, pero no solo afectan a los trabajadores de Uralita. Por lo menos el 5% de las enfermedades relacionadas con el amianto se detectan en familiares de trabajadores, mientras que el 12% aparecen en ciudadanos de las localidades cercanas a las fábricas (3).

En España, la condena a Uralita por contaminar con amianto a los vecinos de su fábrica acaba de abrir la veda para las decenas de municipios españoles que están cursando o preparando ya demandas contra las compañías que los contaminaron. Y no es utópico que consigan que se les indemnice. En Estados Unidos, 50.000 causas pueden sumar más de 200 mil millones en indemnizaciones, en Francia, suman ya 3.200 millones en indemnizaciones en 8 años y en Alemania son mil millones anuales los que se pagan en indemnizaciones (4).

La socióloga y técnico en prevención en riesgos laborales Nadine Trabas informaba que “Las victimas del amianto han conseguido, tras casi 70 años de “silencio” culminar su lucha, por el momento, en el proceso de Turín donde los principales encausados son los dueños y responsables, de Eternit Suiza y Bélgica, que han dominado la producción de amianto por todo el mundo durante un siglo. Se les acusa de la muerte de 2.619 trabajadores, y se pide un millón de euros de indemnización para cada victima y penas de trece años de cárcel para los máximos responsables de la empresa, ampliable a los principales accionistas” (5).

Pero los cánceres causados por el amianto pueden presentarse hasta 30 y 40 años después de la exposición. Por este motivo la asociación de victimas del amianto AVIDA [6] estima que “hasta el año 2010 se producirían unas 1500 muertes anuales de personas expuestas al amianto entre 1960 y 1975, tasa que aumentará hasta 2300 muertos entre los trabajadores expuestos en 1991”

Francisco Martínez, trabajador de la fabrica Fibrocementos de Levante señalaba que quedan cerca de dos millones de toneladas de amianto en edificios, vagones y naves industriales en el Estado español y 150 países donde está permitida su extracción y transformación que “el amianto es un bomba del tiempo”, el cronometro esta encendido, la avaricia empresarial nos asedia a todos (5).

Angel Cárcoba en su alegato “Yo Acuso” realiza un llamamiento para la creación de un Tribunal Penal Internacional del Trabajo “donde comparezcan y se diriman las responsabilidades de quienes convierten el trabajo en lugares de violencia, enfermedad y muerte” (7).

El baile que han sufrido las mal llamadas “dosis admisibles” elaboradas por los “expertos” españoles que pagamos para que velen por nuestra seguridad es significativo. Claro que ellos dirán que solo aplicaban las directivas internacionales…

En 1962, la legislación permitía una exposición de 175 fibras por metro cúbico. En 1982, se estableció la primera normativa sobre el amianto que fijó la exposición máxima en dos fibras.. En 1993 el nivel se bajó a 0,6 fibras por metro cúbico. En 2002 la tomadura de pelo resultó insostenible y se prohibió.Recuerda que además desde los años 40 la asbestosis, el cáncer de pleura estaban reconocidas como enfermedad profesional ligada al amianto y desde los 60 había numerosas publicaciones científicas que lo documentaban.

Millones de personas han muerto y enfermado y seguirán haciéndolo por haber confiado en la opinión de los “expertos” siempre al servicio de los intereses industriales y en contra de la salud.

Más info: http://www.amcmh.org/PagAMC/downloa…